Las geomallas se componen de una serie de filamentos entrelazados que forman una estructura tridimensional con aberturas o aperturas regulares. Estas aberturas permiten que el suelo se interlockee con la geomalla, creando una conexión mecánica que mejora la resistencia y estabilidad del suelo.
Las geomallas se utilizan en diversas aplicaciones, como:
- Refuerzo de suelos: Se instalan en el suelo para mejorar su capacidad de carga y resistencia, especialmente en áreas con suelos débiles o inestables. Esto es común en la construcción de carreteras, estabilización de taludes y rellenos de terraplenes.
- Control de erosión: Las geomallas se utilizan para prevenir la erosión del suelo en áreas expuestas a la acción del agua o del viento. Se colocan en pendientes y taludes para evitar la pérdida de suelo y mantener la estabilidad de la superficie.
- Reforzamiento de muros de contención: Se emplean en la construcción de muros de contención para aumentar su capacidad de carga y resistencia a las fuerzas laterales. Las geomallas se instalan en diferentes capas del suelo para proporcionar estabilidad y evitar el deslizamiento del muro.
- Estabilización de pavimentos: Se utilizan en pavimentos flexibles y rígidos para distribuir las cargas y prevenir la formación de grietas y deformaciones. Las geomallas ayudan a mejorar la resistencia a la fatiga y extender la vida útil del pavimento.
En resumen, las geomallas son estructuras de malla flexibles y resistentes utilizadas en aplicaciones geotécnicas para reforzar y estabilizar el suelo. Proporcionan una mayor capacidad de carga, resistencia a la erosión y estabilidad en diferentes proyectos de construcción.